Noicias vieja, risa q me da

Hoy e puse a buscar las letras q me faltan de Nirvana para poder completar lo que deje pendiente en el foro. Resulta q no pude subirlas xq no me las deja colocar en verso sino q en prosas y saben algo, NO ME GUSTAN ASI. Asi q mande todo a la Miª"%*. Agarre un Dvd q tengo con toda la discografia de Nirvana, y vi una carpeta que decia "COSAS". No me acordaba q habia adentro asi q me puse a leer. Y bueno Eran recortes de Noticias sacadas de Clarin (Creo, no lo recuerdo) me rei mucho jajaja mucho sarcasmo jajaja aca les dejo algunas.

Noticia 1:"Voy
a volarme la cabeza en Seattle/ y no habrá modo de chequearlo" ("You", Tricky, 1998)Hay muertes que además de mitos, crean hitos en la historia del rock. Las muertes de Brian Jones, Jimi Hendrix, Jim Morrison y Janis Joplin marcaron el fin de las utopías hippies y sus excesos psicodélicos. La de Sid Vicious demostró cuánto de suicida tenía el proyecto punk de "estar contra el Sistema" si se lo tomaba bien en serio, claro. Pero, ¿por qué el rock necesita de mártires como Kurt Cobain? Porque
el rock es una cultura demasiado romántica al mismo tiempo que un negocio demasiado rentable : el bebé y el billete de la tapa de Nevermind. El rock, en su faceta romántica, necesita del Cobain suicida para dejar claro que la mala de la película es la Industria que no deja que los artistas y su público sean felices cantando juntos. El mandamiento hippie "NO TRANSARAS", aún vigente, se paga con el suicidio, el cinismo o la soledad de la autogestión. Parece que no hay otra. El rock nunca fue muy frontal en eso de hacer una revolución colectiva para acabar con el
capitalismo, por más remeras del Che que se pongan sus parroquianos. Por eso,
necesita héroes solitarios de la ética, como el líder de Nirvana, que se
sacrifiquen contra el negocio con tal de no abandonar la autenticidad. ¿Matarse
no será demasiado?

Ahora, la hipótesis de un Cobain asesinado alimenta morbo necrofílico y prensa amarilla. Es la oportunidad para decir que la culpa de todo la tienen los medios y los
investigadores. Mientras tanto, las estrellas con culpa se siguen lavando las manos propias, y mordiendo la mano ajena que les da de comer.

Noticia 2 titulada GRUNGELANDIA:

Aquí, el boletín informativo de Grungelandia, la nación que supo ser alternativa, nadar en platino y también estallar en mil pedazos. Así sobreviven hoy los caballeros de la corte de las camisas de franela, cuya épica llegó al cine a través del documental Hype!, ya estrenado en los Estados Unidos.

Smashing Pumpkins: muerto el rey Cobain, el aspirante al trono Billy Corgan vivió más que ninguno de sus colegas cortesanos. Forastero él, de la ominosa Chicago, le dió a los Smashing Pumpkins el título de banda americana en tiempos de brit-pop. El doble Mellon Collie & The Infinite Sadness (1995) es el único disco salido de la (post) explosión grunge que sobrevive en los charts. El próximo disco de Smashing Pumpkins sería acústico (¡guau!).

Hole: la californiana bardera, que se coronó reina de Seattle esposando al rey Cobain, pasó de la provocación a un perfil de distinguida señora de nadie. Hace un mes Courtney Love empezó a grabar el tercer disco de Hole a tres años de la salida del exitoso Live Through This. Y Billy Corgan, que iba a producir a la dama desbocada, se bajó del caballo. En
una entrevista hecha por la MTV, la Love le hizo la cruz en cámara al grunge al grito de "adiós al cinismo". Habrá que esperar al año que viene para entender qué quiso decir.

Pearl Jam: "Bueno, no hay mucho para decir a esta altura. Seguimos trabajando en el nuevo álbum y esperamos terminarlo antes de fin de año". Eddie Vedder, dejó escrito eso en un e-mail dirigido a sus fans, certificando que el grupo trabaja en un nuevo disco como para despejar los rumores que hablaban de un disco fantasma con sobrantes de No Code.
Eddie el bueno supo ser el lado B de Kurt Cobain y vender diez millones de discos de un tirón con Ten antes de hundirse en la palaciega lucha contra Ticketmaster, alquilar su banda a Neil Young y dar muestras de cansancio con una fórmula musical que alimentó bodrios como Silverchair.

Soundgarden: el jardín de los sonidos se secó definitivamente este año: se disolvieron entre peleas internas y las flojas ventas de sus últimos dos discos. Mientras nunca arribaron al estado pop de Nirvana o Pearl Jam, sirvieron como ejemplo de renovación para el heavy metal que quería volver a ser creíble en los primeros noventas. El cantante Chris Cornell ya dió el primer pasado solista grabando una versión del Ave María para un disco de Navidad.

Stone Temple Pilots: otros forasteros. Cuando aparecieron eran un hibrido entre Nirvana, Alice in Chains y Pearl Jam. Tuvieron su cuarto de hora mientras duró la Nirvanamanía sin aportar nada relevante hasta que el año pasado se descolgaron con un repaso new wave en el álbum Tiny music: songs to the vatican gift shop. Ahora, después de episodios de heroinomanía, tenemos a Scott Weilland grabando un disco solo, y el resto de la banda, otro.

Alice in Chains: se supo, Layne Staley, la voz más dark del claroscuro grunge, no perdió los dedos de sus manos. ¿Queeeé? Es que entre Internet y las radios College de Estados Unidos echaron a correr la bola de que el cantante había contraído una gangrena por su costumbre de inyectarse heroína en las manos. La banda, sin novedad en el frente.

Noticia 3:
¨Me encanta esta banda, eh !¨. Marcelo Tinelli, con el video de Smells like teen spirit de fondo y coincidiendo con esa parte del estribillo que dice: ¨Me siento estúpido y contagioso¨ promocionaba en una templada medianoche de octubre del 92 el inminente show de Nirvana en Vélez. Acto seguido, comentaba con sus acólitos la lista del catering solicitado para sus camarines (Agua caliente, café en saquitos, sodas frías, leche, azúcar, limón, miel, jugos,
gaseosas, yogur, leche chocolatada, frutas, cereales, panes, quesos, huevos y salsas) y aseguraba que no se lo iba a perder. El grupo Nro 1 del mundo en aquel entonces llegaba a Buenos Aires (donde a no más de veinte mil personas les había importado comprar Nevermind) y su destino era el estadio de Vélez.
Directamente desde Seattle, allí donde habían levantado el polvo de lo que era el boom del momento (la movida grunge) volaron a Buenos Aires para aterrizar el jueves 29 de octubre e inaugurar el ciclo Coca Cola Rock Festival. Ese mediodía aterrizaron en Ezeiza y allí mismo, cuando toda la crew se encontraba realizando los trámites de migraciones, Nora Koblink (la representante del promotor Daniel Grinbank) se topó con la venenosa mirada de Courtney Love y el andar somnoliento de su famoso marido. Esa misma noche, mientras Kurt se
refugiaba en la habitación del hotel Sheraton porque no soportaba ya los dolores de su úlcera estomacal, su mujer y el resto de la banda (el baterista Dave Grohl y el bajista Krist Novoselic) recorrían las instalaciones de La Cueva (un desaparecido local de Constitución donde zaparon con el grupo local Pirata Industrial) y The Roxy, donde Novoselic confió a los representantes locales de su compañía (BMG) que ¨añoraba los días en que trabajaba en una fábrica y era realmente feliz¨. Mientras tanto en el hotel, Cobain despertaba a las 3 de la mañana al chef de
guardia (una norma que jamás ningún otro músico volvió a solicitar a la productora) para que a su vez éste violara las normas internas del Sheraton y desplazara a los cocineros internos para preparar el plato que Kurt le había pedido: pizza. Al día siguiente, luego de que el público local hiciera retroceder a fuerza de pilas y barro a las chicas de Calamity Jane, a quienes trajo en
calidad de invitadas y que recibieron (en el backstage) encendidos insultos de una desaliñada Courtney Love para que no se retiraran, Cobain se enojó y mucho. Tal es así pasó a la leyenda amagando con tocar en al menos tres oportunidades el hit Smells like teen spirit sin tocarlo en toda la noche, como castigo al comportamiento machista de un sector de un público al que, antes y después, los rockers internacionales jamás dejaron de tildar de ¨fantausticou¨ y al que la rubia leyenda descalificó en el libro interno del disco Incesticide. Después del show, se escondió en el camarín para iniciar una amistosa guerra de pescado y carne cruda por sobre la cabeza, tal como lo recuerda hoy Lee-Chi, bajista de Los Brujos, aquella noche teloneros argentinos de Nirvana que se acercó para saludar y dejar una copia de su primer disco, Fin de semana salvaje. El sábado, Kurt amaneció de una noche agitada extrañando a su hijita de un mes y medio, Frances Bean y con la novedad de que iba a ofrecer un reportaje. La nota,
realizada por Sergio Marchi, fue publicada por el Si en su edición del Viernes 6 de noviembre con el título de ¨Estamos cansados del éxito¨ y donde, entre otras cosas, decía que ¨No se
si realmente disfrutamos siendo una banda tan grande, seríamos más felices si no fuéramos así el año que viene. Igual, todavía me divierto¨. En la mañana siguiente, después de reportar una generosa propina al personal del hotel, embarcó nuevamente rumbo a Seattle.